Joder qué ganas tenía de verla!! Ganas de ver cómo se llenan las bocas con sus potentes rabacos y cómo se la chupan el uno al otro, ganas de disfrutar de la follada y de cómo se echan la leche encima con buenos disparos. Desde que se anunció este verano, la peli «Dirty Rascals» se inicia a lo grande con una escena entre dos de los actores que más me gustan, Tommy Defendi y Dato Foland, que además es la primera vez que coinciden en el reparto de una productora. Conocemos a cada uno de ellos al milímetro (y al centímetro también), por eso esta escena es tan esperada.

Tommy, todo un macho con estilo italiano, una cara guapísima, una mirada penetrante que invita al sexo y un pedazo pollón descomunal entre las piernas capaz de taponar bocas y culos como nadie. Dato, un cuerpo de diez, torso fornido, culazo impactante a la vista en el que apetece posar la mano y dejarla ahí eternamente, la carita más guapa del mundo y una buena porra sin descapullar por la que todos los tios rabian por tener en las manos y la boca. Y ya sabemos que estos dos tienen otra cosa en común cuando diaparan la corrida por la polla. Una mezcla alucinante.

Las campanas suenan y con el ruido del despertador del reloj, Tommy despierta en la cama de un tio con el que ha pasado la noche. Me encantaría despertar al lado de Tommy para admirar tanta belleza y por supuesto su preciosa polla que hasta en estado normal es una cosa enorme. El tio se incorpora con toda ella colgando, imperiosa, se viste y se cobra unos servicios de la cartera del chavalote que sigue roncando. Como para no dormir bien cuando este te ha follado. El par de ladronzuelos Tommy y Connor han llegado a Europa, Praga, para pasarlo bien y hacerse ricos, pero mientras Tommy hace hurtos menores, Connor ha descubierto algo mejor, la fortuna que la condesa Fellini ha dejado sin herencia. ¿Por qué no hacerse pasar por familiares y reclamarla? Pensando en la idea, hasta le hacen un «simpa» al camarero, Rocco Alfieri, que todo sea dicho, está para despelotarle y mamársela ahí mismo delante de todos.

El último tren hacia Trebesice ya ha pasado y sólo les queda hacer el camino a pie bajo el sol, por suerte pasa una furgoneta a la que hacen autostop y está encantado de llevarles hasta el chateau, con un chaval guapísimo dentro, Dato Foland, con el que Tommy enseguida tiene un flechazo, echándose una mirada más larga de lo normal entre dos tios que se acaban de conocer y una sonrisa nerviosa. Aprovechando una parada en el camino y una recogida, Dato observa que el compañero de Tommy se ha quedado dormido en la parte trasera. Con una sonrisa pícara, Dato invita a Tommy a hacer una escapadita los dos juntos por los jardines de Trebesice.

Por fin los dos juntos, disfrutando de todo lo bueno que tienen, sin frenos. Dato echa mano a la palanca sobre el pantalón, Tommy le levanta la camiseta de tirantes ajustadita y le come los pezones. Dato se lo devuelve, le agarra y se lo come a besos lamiéndole el sobaco y bajando por todo su torso hasta ponerse frente a la bestia. Lo estaba deseando tanto como nosotros verlo, ya está en su boca y al tio se le llena con ese pollón dentro, metiéndole cabezazos y merendándosela a bocados. Es enorme, la chupa, se le escapa de los labios y cae toda poderosa, preparada para recogerla otra vez sin ayuda de las manos. Intenta metérsela hasta el fondo de la garganta de una forma que ya conocemos y que tan bien ha aprendido a hacer, pero no consigue atraparla entera, ese tamaño es imposible.

Se la levanta y se la pega sobre los abdominales para dejarle al descubierto los huevos y comérselos, a este macho no le falta de nada. Vuelta al nabo, se infla los carrillos de la mejilla de cipote y la expulsa de lado con un sonido de desatascador. Con esa presión en los labios le está volviendo loco, haciendo que no pare de gemir y hasta doblarse de pie de gusto. Tommy lo levanta y le come la boca con el sabor de su polla dentro, se agacha y ahora es él quien le coge de la polla. Dato también la tiene enorme y a la boca de Tommy le cuesta tragarla, pero el tio lo intenta hasta tenerla toda dentro aunque se le hinchen las venas del cuello en el intento. A Dato esa cara guapa no le va a dejar pasar ni una. Se la agarra con las manos, se la pone de lado y le empotra el rabo disfrutando mientras mira su capullo blandir el moflete de ese ladronzuelo.

Por un momento a Dato se le hace la boca agua cuando ve a Tommy aplicar lengüita a la raja de su rabo. Le está poniendo tontorrón. También probando del otro el saborcito de su propia polla, levanta a Tommy a besos y dejan las dos pollas juntas y revueltas. Dato se queda mirando la reacción de Tommy cuando coge las dos con una mano y hace una paja a ambas recorriendo desde la base de su polla hasta la del otro. Tommy la tiene tan grande que a Dato no le basta. Lo de este chaval es alucinante, ver a un tio tan guapo agarrando una buena herramientas marcando biceps y comiendo polla es lo más. No solo se vuelve a llenar la boca y los mofletes otra vez sin dejar de mirar hacia arriba a los ojos de su dueño, sino que se empieza a dar la vuelta introduciéndose entre sus piernas y rebozándose todos los cojones por la boca y la cara dándole muestras de lo mucho que le gusta.

Ahora quiere sentirla en otra parte. Se pone de pie de espaldas a Tommy, le coge del rabo por detrás y se lo frota contra la raja del culo. Tommy entiende perfectamente el idioma y le acicala un rato más el agujero con su rabo antes de agacharse y lamerle el culo para preparárselo. Casi sin dejarle ponerse el condón, Dato le agarra la polla para que se la meta. El rabo de Tommy va apretando poco a poco hasta que por fin lo tiene dentro. Los dos están tremendos de pie, Tommy ya dentro de ese chaval dándole caña, todo un culazo digno de su polla.

Dato bufa expulsando por su boca todo el gusto que siente por el culo. Está empezando a llover en los jardines y buscan un lugar en el que seguir, la segunda planta de una casita abandonada a la que suben completamente desnudos y con todas las pollas enormes colgando, una delicia verles caminar, por delante y por detrás. En la penumba Dato vuelve a coger posición contra la pared, abriéndose de piernas y dejando que Tommy le inunde de rabo. Cómo no le estará embuchando el culo para que grite y gima de esa forma pidiendo más. Hasta culea hacia atrás para clavársela con más fuerza.

Aprovechando el hueco del alfeizar de la ventana del caserón, Tommy levanta las piernas a Dato y le deja recogidito con el culo abierto para penetrarlo. No había visto a Dato así nunca, increíble cuando la recibe por completo hasta los huevos cómo se le dibuja el gusto en la cara con la mirada perdida como borracho o cuando se la mete de nuevo cuando ya la tenía fuera, a base de gemidos va expresando lo que siente introduciéndose por su culazo hasta embaucarla entera.

Mirando a los ojos de Tommy, Dato se marca una lechada de aupa como nos tiene acostumbrados, metiéndose un lefazo en el hombro y otro en los abdominales, con el semen resbalando hacia los lados. Tommy le pregunta si está listo para lo que le viene, Dato asiente gimiendo y, apenas sin tiempo para reaccionar, se baja del alfeizar de la ventana y se agacha para recibir la lefada de su vida, una de las más guapas que he visto jamás. Dato todo valiente ni se inmuta sabiendo lo que le va a caer y deja la cara enfrente de la polla. Tommy empieza a escupir leche espesita a hostiazos dibujándole un buen bigote blanco.

Cuando Dato está sacando la lengua para relamerse, va y le cae otro justo en la lengua y los labios, para que no tenga que buscar y así uno tras otro hasta que tiene descargados los huevos. Maravillosa la imagen de Dato Foland con la cara cubierta de semen, con un colgajo de lefa que le cae por la barbilla y se queda ahí moviéndose de lado a lado. Todo guapetón se acerca a la polla gorda, larga y brillante recubierta de leche y la recoge con los labios pringados. De vuelta al coche, Dato les conduce hasta el camino de entrada al chateau. Connor despierta sin saber la aventurilla que ha tenido su amiguete y desconociendo que la cara de Dato aún tiene adn de macho encima.

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