Michael Roman y Nick Sterling dos papis dando rabo a Levi Karter | Cocky Boys Fans Only!
Hay días en que uno se siente más puta que nunca, en que tienes tanto tiempo libre por delante que no te basta con cascarte la paja mañanera. Ni desalojando los huevos a primera hora del día puedes quitarte de la mente la necesidad de tener el rabo de un tio en la boca y terminas tirando de contactos o de cruising para completare la faena.
Días como ese son los que tiene Levi Karter a menudo. Se ha levantado con ganas de bronca y quiere a un cabrón que le folle el culo a lo bestia. Se ha metido en una aplicación de contactos y al primer daddy buenorro que ha visto, le ha propuesto quedar en la habitación de hotel por la noche y grabarlo todo. Cuando ve a Michael Roman, mucho más guapo todavía si sabe en persona, le lleva corriendo a la cama y ni se entretiene en comerle la pija, porque tiene tanta necesidad de que un pavo así le llene el ojete y le abrace por detrás, que se pone a cuatro patas como una perra para que lo haga en ese mismo instante.
Pecho peludo, fuerte, algo de barriguita, con su arnés de cuero, un papi empotrador de primera al que deja que se corra en su cara en plan meada, sentándose en el suelo y pegando la espalda contra la pared para dejar que ese macho le meta los lefazos de la minga en la jeta uno tras otro.
Así el tio salió por la puerta, Levi no quiso ni ducharse. Se sentía un ganador con una sonrisa de leche dibujada en el rostro y el cuerpo sudado de vicio. Durmió lo que quedaba de noche del tirón, pero a la mañana siguiente buscó a otro, un poco más mayor que el anterior pero con la misma pinta de daddy empotrador. Nick Sterling le contó que estaba casado, pero que le molaba follarse culitos de chavales como el suyo.
El tio estaba buenísimo. Después de comerle la dura polla como su mujer nunca podría comérsela, se tumbó sobre la cama y elevó las piernas para dejarle entrar. Lo tenía ahí encima, todo guapísimo clavándosela, una gozada. Le penetraba con movimientos rápidos y certeros sin perder el ritmo.
A Levi le gustaba jugar con los hombres casados para ver dónde estaban sus límites. A este literalmente le dio la vuelta y le enchufó el rabo por el culo sin mediar palabra. El tio, lejos de rechazarlo, se quedó gimiendo y agradeciendo ese nuevo camino de exploración que, a juzgar por la forma en la que tragaba, estaba seguro de que no era la primera vez que se la metían por detrás. Breve pero intenso, antes de pasar a un sesenta y nueve que Levi jamás olvidaría por la intensidad y porque logró meterse por la garganta todo el rabo enterito de ese machote antes de dejar que terminase su magistral follada. Por eso le gustaban los papis.
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